Santo Domingo - La vida no me alcanza para agradecer a Dios la oportunidad
que me concedió de nacer en una familia humilde, honesta, trabajadora y unida, siempre regalando
sonrisas y apoyo a los más necesitados, dentro de nuestras posibilidades. Pero
bien, ese no es el punto; en este artículo me propongo llamar la atención por
la falta de oportunidades que afecta a las personas menos pudientes de la
República Dominicana.
Es el caso de mi madre Gregorina
Baéz Sánchez, quien hace 12 años se graduó de Enfermera y desde entonces
empezó a solicitar empleos en distintas instituciones públicas y privadas del
país, pero sus esfuerzos han sido en vano. Es por ello que se vio en la
necesidad de vender té y café para poder mantener el sustento de su hogar.