¿De qué sirve estudiar en un país carente de oportunidades?

Santo Domingo - La  vida no me alcanza para agradecer a Dios la oportunidad que me concedió de nacer en una familia humilde, honesta, trabajadora y unida, siempre regalando sonrisas y apoyo a los más necesitados, dentro de nuestras posibilidades. Pero bien, ese no es el punto; en este artículo me propongo llamar la atención por la falta de oportunidades que afecta a las personas menos pudientes de la República Dominicana.

Es el caso de mi madre Gregorina Baéz Sánchez, quien hace 12 años se graduó de Enfermera y desde entonces empezó a solicitar empleos en distintas instituciones públicas y privadas del país, pero sus esfuerzos han sido en vano. Es por ello que se vio en la necesidad de vender té y café para poder mantener el sustento de su hogar.

Desde muy pequeños, nuestros padres me enseñaron, junto a mi hermana mayor  (Yenny Báez ), y  mi hermano recientemente fallecido (Warlyn Joseilin Báez), que el éxito y el dinero se logran con constantes esfuerzos y trabajo honrado. Ellos saben muy bien que para transitar por el camino del éxito, hay que derribar muchas barreras y superar recelos y estigmas, por eso se han empeñado en prepararnos para que aprendamos a valernos por nuestros propios esfuerzos. En ese sentido, nos enseñaron  a cocinar a temprana edad y a ahorrar dinero, a fin de prepararnos para el día que nos toque correr caminos solos y emprender  vidas  independientes.

Mi madre es una mujer maravillosa, responsable, inteligente, honesta y, sobre todo, con gran sentido de la ética y valores morales que dieron origen a nuestra sociedad, por lo que, para sobrevivir en un mundo de tantas carencias, ha tenido que trabajar en invernaderos, casas de familia, recogiendo café y otros trabajos pesados, siempre con la intención de brindarle a sus hijos una educación sana y de calidad.

¿Pero, de qué le sirvió estudiar?

Pese a su formación académica, mi madre lleva poco más de 12 años levantándose a las 3:00 de la mañana a preparar la venta del día, sin importar el tiempo ni peligros que se corren  cuando se sale tan temprano en una sociedad matizada por la violencia e inseguridad ciudadana. Durante ese tiempo, son pocas  las veces que  ha faltado a su trabajo, porque para ella no existe día feriado ni fin de semana libre, su propósito es bien claro: un mejor futuro para ella y sus hijos.

Consecuente con sus propósitos, se graduó como técnica en Enfermería y actualmente se encuentra realizando una licenciatura en esa misma área; sin embargo, es lamentable que sus méritos profesionales y deseos de superación no haya servido para que logre conseguir un empleo formal en las áreas de la Medicina, donde se ha preparado y formado académicamente,   en razón de que son cientos los currículos entregados a distintas instituciones, así como el auxilio pedido a personas vinculadas a ese mercado, sin obtener los resultados esperados, por lo que sus esfuerzos han sido en vano. Es esta la razón que nos mueve a una pregunta de origen: ¿De qué le ha servido estudiar?

No obstante, estos obstáculos no han impedido que mi madre nos educara para ser los mejores estudiantes del colegio, siempre nos inculca valores y nos enseña a ser agradecidos. Mis hermanos y yo nos esforzamos por estar dentro de los mejores alumnos, a fin de hacer que ella se sienta orgullosa de lo que somos.  Nunca nos hemos avergonzado de decir “Mi madre es cafetera y nosotros vendemos café con ella”, pues es precisamente nuestra condición económica lo que nos impulsa a seguir luchando para superar los peldaños que nos hemos trazado como meta de ser profesionales y ver que nuestra madre cumpla su sueño de ejercer la carrera que tanto ama y le apasiona, a tal punto de que lleva 12 años luchando sin rendirse.

Sin temor a equivocarme, mi madre se encuentra atravesando el peor momento de su vida, debido a que una de esas mañanas cuando ella se alistaba para realizar su labor, varios desaprensivos le arrebataron la vida al único hijo varón que tenía,  un joven que soólo se dedicaba a trabajar y realizar sus estudios de Medicina en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Esto sucede a tan sólo 4 meses de ella lograr alcanzar su sueño de ser la licenciada Gregorina R. Báez, alegría que compartía con sus tres hijos, pero desde ese momento sus anhelos y ganas de seguir viviendo se ha encurecido  como la noche cuando está por amanecer, pues le quitaron la vida al futuro médico de la familia, quien todos los días le daba la mayor alegría a nuestro pequeño pero feliz hogar, pues a pesar de ser una familia humilde y de escasos recursos  económicos,  nos sobraba la felicidad y vivíamos en paz y armonía con el mundo que nos rodea.

Yo me pregunto: ¿Cómo es posible que la delincuencia en esta Sociedad, en este país, esté tan elevada que te maten frente a tu propia casa por nada? ¿Dónde está la seguridad de aquí? ¿Dónde están las fuentes de empleo que nos vende el Gobierno?

¿Es justo que a unas personas que se levantan a las 3:00 am a vender café dignamente todos los días (aún siendo mi madre profesional  y mi hermano estudiante universitario), le atropellen frente a la casa que con tantos esfuerzos hemos logrado levantar? Cabe destacar que la vivienda todavía no está terminada porque su construcción ha diodo a base de préstamos y ahorros,  y unos que no saben lo que es el trabajo digno le arrebaten la vida a un ser tan lindo, joven, lleno de vida y además por poco matan a mi madre.

En una sociedad donde las personas de clases sociales humildes no tienen voz ni voto, agradecemos a los medios de comunicación, radio, televisión y prensa escrita, por haberse encargado de dar a conocer todos los detalles de este horroroso crimen y por enfocarse en los criminales responsables de este hecho.

Sin embargo,  ¿a cuántos de ellos mi madre les ha dicho que tiene 12 años siendo enfermera, llevando currículos de aquí para allá y sin obtener resultado alguno, que por favor la ayuden? Podría decir que a todos, pero ahora, ¿cuántos de ellos han sacado a relucir ese dato? Podría decir que ninguno de ellos se han dignado a resaltar esa información.

Por otra parte, lamento profundamente que ninguna institución ni persona física haya tenido la gentileza de  brindarle ayuda a mi madre en esta difícil situación, pues ella tiene que pagar su universidad, el banco, mis estudios y  ayudar en el sustento del hogar ¿Ahora cómo lo hará cuando está herida de bala en el brazo derecho que casi no le permite hacer nada? Esto pone al descubierto la falta de sensibilidad social que tenemos los dominicanos.

Es ´ésta la clase de sociedad en la que vivimos, donde el delincuente tiene más privilegios que el que trabaja dignamente, donde no sirve de nada esforzarte estudiando tanto si no tienes una pegada política que te ayude, puedes ser el mejor estudiante pero sin relaciones no eres nadie. Este es el bello país en el que nos hemos convertido, por siempre bajar la cabeza y no luchar.

Por último, me da pena ver cómo hipócritamente los que celebran el 27 de Febrero por todo lo alto son los mismos que están acabando con lo que ese día significó.

Por. Génesis Korina Báez Báez