BOGOTÁ - La banda terrorista FARC, la principal de Colombia, comenzó este miércoles su adiós a las armas, paso esencial para su regreso a la vida civil tras el acuerdo que puso fin a medio siglo de conflicto, el más antiguo de América Latina.
“Hoy las FARC marchan, pero hacia la legalidad”, dijo en un discurso el presidente Juan Manuel Santos, Nobel de Paz por buscar pacificar un país que llora más de 260.000 muertos por violencia fratricida.
El jefe máximo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas), Rodrigo Londoño (”Timochenko”), celebró también en Twitter que se dé “un paso más hacia la paz”.
Luego de semanas de reunir a casi 7.000 guerrilleros en 26 sitios designados en todo el país, el proceso de deposición de las armas se inició supervisado por Naciones Unidas, en cumplimiento de lo pactado en Cuba tras cuatro años de negociaciones.
“Estoy dejando el fusil por la escoba”, aseguró Maritza González desde la calurosa y polvorienta zona de concentración de la guerrilla en San José de Oriente, a 30 minutos de la ciudad norteña de Valledupar.
Esta indígena wayuu de 54 años, en las FARC desde los 14, sueña con reencontrarse con sus cinco hermanos y cuatro hermanas. “¡Ojalá que todo esto se convierta en paz!”, dijo a AFP.
Según el cronograma, la recolección de armas debe terminar “a más tardar” en 180 días a partir del 1 de diciembre pasado, o “Día D”. Para concluir el 29 de mayo como fecha estipulada, se previó que en D+90 se entregaba el 30% del armamento; en D+120, otro 30%; y en D+150, el 40% restante.
Pero antes de la primera etapa, debía cumplirse el registro del arsenal y la destrucción del armamento inestable (explosivos, minas), demorados por problemas logísticos para agrupar a la guerrilla, que debía haber finalizado el 31 de diciembre y recién terminó el 18 de febrero.
“Buen ánimo”
“Las construcciones están atrasadas, los baños no terminados (...), nos toca dormir bajo carpitas”, comentó la guerrillera Adriana Cabarrus, con el ruido de motosierras de fondo y el ir y venir de camiones por el polvoriento camino que va a Valledupar.
“Pero estamos con toda la disposición y buen ánimo”, agregó.
Pese al retraso, el comandante del campamento, Solís Almeyda, aseguró que las armas quedarán finalmente “en custodia de los señores de la ONU”, que las destinará a construir tres monumentos.
“La dejación de las armas es fundamental para poder hacer esa transición de un movimiento guerrillero en armas a pasar a un movimiento político”, afirmó este curtido guerrillero de 57 años, confiando en que esta reprogramación no obligue a postergar el congreso que las FARC prevén a fines de mayo para lanzarse a la arena electoral.
Según lo anunciado, el “almacenamiento gradual” en contenedores empezaba este miércoles con la recepción del armamento de los 322 miembros de las FARC que integran el Mecanismo de Monitoreo y Verificación (MMV), ente tripartito (guerrilla, gobierno y ONU) que debe controlar el cese al fuego.
El boliviano Roberto Vargas, uno de los 450 observadores internacionales que la ONU desplegó para esta misión en Colombia, aseguró que “las FARC están cumpliendo los protocolos”.
Sin embargo, por ahora no se prevé que la dejación de armas sea pública.
“Que los colombianos vean”
El alto comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, no descartó empero que “en la última fase” se “haga una cosa más vistosa”.
“Creo que eso le conviene a todo el mundo: que los colombianos vean que esto realmente terminó, que las armas fueron entregadas”, dijo a Blu Radio.
Para “la consolidación de la paz”, Santos anunció la víspera el lanzamiento de planes especiales de desarrollo, muchos contemplados en el acuerdo con las FARC.
Además, el gobierno ha informado de otros avances en la aplicación de la paz: como los 1.200 guerrilleros que podrán recibir amnistías esta semana, o la discusión final en el Congreso la semana próxima de la Jurisdicción Especial para la Paz, que juzgará los delitos de todos los actores en la confrontación: guerrilla, paramilitares y agentes estatales.
Aún así, para la “paz completa” debe sumarse el Ejército de Liberación Nacional (ELN), última guerrilla activa, con la que Santos instaló conversaciones hace casi un mes en Quito.
por Lissy DE ABREU / Florence PANOUSSIAN desde San José de Oriente
FUENTE: AFP/DIARIO LIBRE
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