MADRID .- Hace miles de años, en la parte del mundo que ahora ocupan Israel, Palestina, Líbano, Siria y Jordania, vivía el influyente pueblo cananeo. Fue el creador del primer alfabeto, estableció colonias por el Mediterráneo y la Biblia les menciona numerosas veces.
Los textos sagrados describe sus ciudades como «grandes y con murallas que llegaban al cielo» y sus «carros de hierro», pero también a sus dioses paganos, sus sacrificios de niños y otras perversidades y excesos de tal calibre que finalmente Dios ordenó su aniquilación.
¿Desaparecieron realmente los cananeos o alguno se libró del exterminio bíblico? Los expertos han debatido durante mucho tiempo qué les sucedió y si aún tienen algún descendiente vivo.
Para aclarar el misterio, investigadores del británico Wellcome Trust Sanger Institute secuenciaron los genomas completos de cinco individuos cananeos de hace 4.000 años que vivieron en la ciudad conocida como Sidón en el Líbano actual y los compararon con otras poblaciones antiguas y actuales. Los resultados no dejan lugar a dudas: los modernos libaneses son sus descendientes directos.
Si fueron los más justos y bondadosos los que sobrevivieron, eso es algo que escapa a cualquier escrutinio científico, pero lo que sí han podido comprobar es que entre el pueblo cananeo y las personas que hoy viven en el Líbano hay un firme vínculo, según publican en American Journal of Human Genetics.
El equipo descubrió que más del 90% de la ascendencia libanesa actual es probable que sea de los cananeos, una mezcla que se produjo hace entre 2.200 y 3.800 años, con una pequeña proporción adicional diferente que pudo haber llegado a través de conquistas de poblaciones lejanas como los asirios, los persas o los macedonios.
El análisis del ADN antiguo también reveló que los propios cananeos eran una mezcla de la gente local que se estableció en aldeas dedicadas a la agricultura durante el período neolítico y los emigrantes del Este que llegaron al área hace aproximadamente 5.000 años.
ADN del cráneo
«Fue una agradable sorpresa poder extraer y analizar ADN de restos humanos de 4.000 años de antigüedad encontrados en un ambiente cálido, que no se conoce por preservar el ADN. Hemos superado este desafío tomando muestras del hueso petroso (porción del hueso temporal) del cráneo, que es muy resistente con una alta densidad de ADN antiguo», explica Marc Haber, primer autor del Sanger Institute. «Este método de extracción combinado con la reducción de los costes de la secuenciación del genoma entero hizo posible el estudio».
Como explica Claude Doumet-Serhal, coautora y directora del yacimiento de excavación de Sidón, «por primera vez tenemos evidencia genética de continuidad sustancial en la región, desde la población cananea de la Edad del Bronce hasta hoy. Estos resultados concuerdan con la continuidad observada por los arqueólogos».
Para Chris Tyler-Smith, autor principal del Sanger Institute, «los estudios genéticos que usan ADN antiguo pueden expandir nuestra comprensión de la historia y responder preguntas sobre los orígenes y descendientes probables de poblaciones enigmáticas como los cananeos».
Fuente: ABC CIENCIA
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